“[…]En primer lugar, nos pareció evidente el paralelismo que existe entre el cuento y el poema. Como dijo mi amigo al hacer el resumen de lo hablado, ambos provienen de la tradición oral, y suelen ser breves. Además, y debido quizás a esas dos características, ambos han de cumplir el requisito de ser muy significativos. Prueba de ello es que los malos cuentos y los malos poemas, resultan, como escribió alguien vanos, huecos y miserables.
Visto de esa manera, la clave no está en inventar una historia –concluyó mi amigo-. La verdad es que historias hay de sobra. La clave está en la mirada del autor, en su manera de ver las cosas. Si es realmente bueno, tomará como material su propia experiencia, y captará en ella algo que sea esencial; extraerá de ella algo que tenga validez para cualquiera. Si es malo, nunca traspasará la frontera de lo meramente anecdótico. Por eso son buenos los cuentos que hoy hemos recordado. Porque expresan cosas esenciales, y no simples anécdotas.”
(La imagen es de M.C. Escher)
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